El Corán y un Cristianismo Corrupto
Mahoma y el Corán no entienden la diferencia entre el cristianismo del Nuevo Testamento y el cristianismo corrupto practicado por los que profesaban ser cristianos en la península árabe de los siglos VI y VII. El hecho que el Corán refleje esta ineficiencia muestra que su autor (o autores) no tuvo guía divina y no fue iluminado para detectar las distorsiones del folclor rabínico de su tiempo en cuanto al Antiguo Testamento. La clase de cristianismo que se refleja prominentemente en el Corán es el catolicismo (e.g., Sura 57:27—el monacato; Sura 17:56—la adoración de los santos). Cualquiera que esté familiarizado con los primeros cinco siglos de la historia de la iglesia está completamente conciente de la extensión a la que se había llegado a pervertir y distorsionar la religión cristiana. Estas perversiones atrajeron la atención del autor del Corán. Sin embargo, aunque se critica justificadamente la doctrina a la cual Mahoma se oponía, ese criticismo a menudo contiene una aprobación implícita de otros elementos que son contrarios a las enseñanzas del Nuevo Testamento.
Por ejemplo, el Corán hace referencia a Jesús como el “hijo de María” 22 veces. Alá mismo pronuncia la mayoría de estas alusiones (Sura 2:87,253; 3:45; 4:171; 5:17,46,75,78,110,114,116; 9:31; 19:34; 23:50; 33:7; 43:57; 57:27; 61:6,14). Pero el Nuevo Testamento contiene esta frase solamente una vez—y en este único caso, fue pronunciada por gente anónima cuyo uso de esta frase muestra que solamente conocía a Jesús en términos de Su relación terrenal, i.e., un carpintero hijo de María, que tenía hermanos y hermanas (Marcos 6:3). El Corán demuestra un énfasis indebido y no-bíblico en cuanto a María, reflejando por ende la noción católica que caracterizaba el tiempo del escrito (cf. Sura 5:116). El énfasis abrumador en el Nuevo Testamento es en Jesús como el “Hijo de Dios” (Marcos 1:1; Lucas 1:35; Juan 1:34; 3:18; 5:25; 10:36; 11:4; Hechos 9:20; Romanos 1:4; 2 Corintios 1:19; Hebreos 4:14; 7:3; 10:29; 1 Juan 3:8; 4:15; 5:10,13,20; et.al.)—un reconocimiento que incluso Satanás y los demonios hicieron (Lucas 4:3,9,41; 8:28). [NOTA: se refleja la noción de María como intercesora de los que están en la Tierra (Abbott, 1966, pp. 96,630) en el rol comparable que los musulmanes asignan a Mahoma (Geisler y Saleeb, 1993, pp. 85-86)].
El autor del Corán sin duda había escuchado la disputa entre cristianos y judíos (Sura 2:113). Al asumir erróneamente que ellos seguían el mismo libro, el Corán demuestra una falta de entendimiento en cuanto a la distinción entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, como también la relación entre el judaísmo y el cristianismo. Esta idea equivocada superficial sin duda contribuyó a la conclusión errónea que la Biblia había sido corrompida, y que no podía expresar la voluntad de Dios de manera exacta.
El Corán posee muchas características que demuestran su origen no-inspirado (humano). Una de ellas es no distinguir entre el cristianismo que el Nuevo Testamento enseña y la forma distorsionada de cristianismo al cual el autor del Corán estuvo expuesto. Involuntariamente aprueba las características corruptas que caracterizaban al cristianismo bizantino que se manifestó en Arabia en los siglos VI y VII después de Cristo.
REFERENCIAS
Abbott, Walter, ed. (1966), Los Documentos del Vaticano II [The Documents of Vatican II] (Nueva York: America Press).
Geisler, Norman L. y Abdul Saleeb (1993), Respondiendo al Islamismo [Answering Islam] (Grand Rapids, MI: Baker).
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