El Corán y los Proyectiles Celestiales
Para que un libro demuestre origen divino, debe poseer atributos que sustenten tal declaración. Por ejemplo, debe evitar hacer enunciados descabellados que señalan a un autor que simplemente fue producto de su tiempo, y que creyó en las supersticiones, mitologías e ideas equivocadas comunes que afligen a los humanos que no son ayudados por un agente sobrenatural.
Con esto en mente, examine el Corán de la religión musulmana. El Corán hace varios enunciados en cuanto a las “lumbreras” celestiales y a su relación con los “demonios”.
Sí, hemos puesto constelaciones en el cielo, las hemos engalanado a las miradas, y las hemos protegido contra todo demonio maldito. Pero, si uno de ellos escucha a hurtadillas, entonces, le persigue una llama brillante (Sura 15:16-18, énfasis añadido).
Hemos engalanado el cielo más bajo con estrellas, como protección contra todo demonio rebelde. Así, los demonios no pueden oír al Consejo Supremo, porque por todas partes se ven hostigados, repelidos. Tendrán un castigo perpetuo. A menos que alguno se entere de algo por casualidad: a ese tal le perseguirá una llama de penetrante luz (Sura 37:6-10, énfasis añadido).
Y: “Hemos palpado el cielo y lo hemos encontrado lleno de guardianes severos y de centellas”. Y: “Nos sentábamos allí, en sitios apropiados para oír. Pero todo aquél que escucha, al punto encuentra una centella que le acecha” (Sura 72:8-9, énfasis añadido).
Hemos engalanado el cielo más bajo con luminares, de los que hemos hecho proyectiles contra los demonios y hemos preparado para ellos el castigo del fuego de la gehena (Sura 67:5, énfasis añadido).
Se le da la impresión clara al lector que Alá usa lumbreras o centellas como misiles que alejan y atormentan a los malos espíritus y demonios del cielo (para prevenir que escuchen conversaciones celestiales). No se puede considerar este lenguaje como figurativo, poético o fenomenal. Desde luego, los apologistas musulmanes admiten el disparate de la idea que se lance objetos físicos a seres espirituales, así que ofrecen otras explicaciones. Ellos declaran que estos versículos hacen referencia a adivinos y astrólogos que buscan señales de las estrellas, pero que son atemorizados por los fenómenos meteorológicos (vea Pickthall, s.d., pp. 408,417). Nosotros permitiremos que el lector juzgue si esta interpretación justifica adecuadamente la redacción del texto coránico.
REFERENCIAS
Pickthall, Mohammed M. (s.d.), El Significado del Glorioso Corán [The Meaning of the Glorious Koran] (Nueva York: Mentor).
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