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El Caso de la Tumba Vacía

Alrededor del 165 d.C. Justino Mártir escribió su Diálogo con Trifón. Al comienzo del capítulo 108 de esta obra, él registró una carta que la comunidad judía había estado circulando concerniente a la tumba vacía de Cristo:

[Una] herejía atea y anárquica ha surgido de un tal Jesús, un engañador galileo que fue crucificado, pero sus discípulos robaron su cuerpo de noche de la tumba donde fue colocado después que fue suelto de la cruz, y ahora engañan a los hombres declarando que él se levantó de los muertos y subió al cielo.

Aproximadamente en el siglo sexto, otro tratado mordaz para difamar a Cristo circuló entre la comunidad judía. En esta narración, conocida como Toledoth Yeshu, se describe a Jesús como el hijo ilegítimo de un soldado llamado José Pandera. Además se le califica como un engañador irrespetuoso que guió a muchos lejos de la verdad. Cerca del final del tratado, bajo una discusión de Su muerte, se puede encontrar el siguiente párrafo:

Se hizo una investigación diligente y él [Jesús—KB] no fue encontrado en la tumba donde había sido sepultado. Un jardinero le había sacado de la tumba, le había traído a su jardín y le había enterrado en la arena sobre la cual las aguas fluían al jardín.

Al leer la descripción de Justino Mártir de una teoría judía concerniente a la tumba de Cristo, y la teoría de Toledoth Yeshu, llega a ser claro que una hebra común las une a ambas—¡la tumba de Cristo no tenía el cuerpo!

Todas las partes involucradas reconocen el hecho que la tumba de Cristo estuvo vacía al tercer día. Sintiéndose obligados a dar razones para esta habitación libre inesperada, las autoridades judías aparentemente confeccionaron varias teorías diferentes para explicar la desaparición del cuerpo. La teoría más comúnmente aceptada parece ser la que cuenta que los discípulos de Jesús robaron Su cuerpo en la noche mientras los guardas dormían (Mateo 28:13). Aunque, ¿cómo pudieron los soldados identificar a algún ladrón mientras dormían? Y ¿por qué no fueron condenados a muerte los centinelas por dormirse en su trabajo (cf. Hechos 12:6-19)? E incluso una pregunta más apremiante viene a la mente: ¿por qué los soldados tenían que dar explicación por un cuerpo robado de una tumba?

Cuando Pedro se puso de pie para predicar en el Día de Pentecostés después de la resurrección de Cristo, el punto de su sermón se basó en el hecho, o hechos, que Jesús murió, fue sepultado y se levantó al tercer día. Para callar a Pedro y parar una conversión en masa, los líderes judíos simplemente necesitaban presentar el cuerpo de Cristo. ¿Por qué los líderes judíos no se embarcaron en la corta caminata hacia el jardín y presentaron el cuerpo? ¡Simplemente porque no podían! La tumba estaba vacía. Los judíos lo sabían y trataron de justificarlo, los apóstoles lo sabían y predicaron acerca de esto claramente, y miles de los habitantes de Jerusalén lo sabían y se convirtieron al cristianismo. John Warwick Montgomery abordó acertadamente el asunto cuando escribió: “Está fuera de los límites de la credibilidad que los cristianos antiguos pudieran haber fabricado tal cuento y luego haberlo predicado entre aquellos que podían haberlo refutado con facilidad al simplemente presentar el cuerpo de Jesús” (1964, p. 78). La tumba de Jesús estaba vacía, y esta es la verdad.

REFERENCIAS

Montgomery, John Warwick (1964), History and Christianity (Downers Grover, IL: InterVarsity Press).


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