El Agua Une Más que la Sangre
Los lazos familiares pueden ser preciosos y únicos. De hecho, Dios fue responsable de crear el vínculo familiar (Génesis 2:24). Idealmente, Él quiso que la gente experimentara los lazos cálidos y tiernos entre parientes y las bendiciones que están asociadas a tales lazos.
No obstante, se pierde la perspectiva cuando se permite que los lazos físicos interfieran con la obediencia a Dios. Se ignora el propósito de Dios cuando se adquiere un “seguro” más costoso para la familia física que para la familia espiritual, cuando un cristiano deja de disfrutar un grado de asociación mayor con la familia de Dios, la iglesia. Lucas 14:20,24 enseña que los cristianos no deberían vacilar ni por un momento en renunciar las relaciones físicas si esto fuera necesario para dar el primer lugar a Dios.
Al comentar sobre el estatus de Sus propios familiares físicos, Jesús declaró: “Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre” (Mateo 12:50). Él reconoció que la severidad de Sus enseñanzas disturbaría las relaciones familiares, así que declaró que “los enemigos del hombre serán los de su casa” (Mateo 10:36). Incluso fue tan lejos como para relegar los lazos familiares físicos al nivel comparativo del odio cuando contrastó la prioridad de las relaciones espirituales: “Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:26). [Para un estudio del significado de “aborrecer” en este versículo, vea Butt, 2007].
Esto explica la razón por la cual, durante el periodo mosaico de la historia bíblica, no se le permitió a Aarón hacer duelo por sus dos hijos (Levítico 10:6). Esto explica la razón por la cual se castigó a las mujeres, e incluso a algunos hijos, juntamente con Coré, Datán y Abiram, cuando aparentemente no estuvieron dispuestos a desligarse de los lazos familiares de aquellos que pecaron (Números 16:27,32-33). Esto explica la razón por la cual la gente no debía mostrar piedad de los familiares que promovían la enseñanza falsa, sino debían guiar al pueblo en el proceso de ejecución (Deuteronomio 13:6-11).
Sí, los lazos familiares físicos pueden ser extremadamente maravillosos, pueden proveer seguridad y aceptación continua, y pueden cumplir la función importante que Dios ha proyectado. Pero estos mismos lazos familiares pueden desviar al cristiano del camino recto y angosto, disuadiéndole de permanecer firme y fuerte en la fundación de la verdad y la justicia. Es esencial que se considere a la iglesia en primer lugar—incluso sobre la familia física (Mateo 6:33). Primeramente se debe rendir lealtad y fidelidad a aquellos que la sangre de Cristo ha perdonado por medio de las aguas del bautismo (Efesios 5:6; Tito 3:5; Hebreos 10:22). Para Dios, el agua une más que la sangre.
REFERENCIAS
Butt, Kyle (2007), “¿Odiar a los Padres—O Amarlos?”, [En-línea], URL: https://apologeticspress.org/espanol/articulos/3217.
REPRODUCTION & DISCLAIMERS: We are happy to grant permission for this article to be reproduced in part or in its entirety, as long as our stipulations are observed.