¿Decodificando el Diseño en la Retina?
Si no existiera otro argumento disponible para probar la existencia de un Diseñador inteligente, las complejidades del ojo humano serían suficientes para establecer este hecho. Charles Darwin reconoció los obstáculos insuperables que el ojo humano presentaba para su teoría. De hecho, él comentó precisamente:
Suponer que el ojo, con todos sus aparatos inimitables para ajustar el foco a diferentes distancias, para admitir diferentes cantidades de luz y para la corrección de aberración esférica y cromática, pudiera haberse formado por la selección natural, parece, yo confieso libremente, absurdo en el sentido más alto (1859, p. 170, énfasis añadido).
Desde luego, después de admitir que tal cosa parece absurdo en el sentido más alto, Darwin argumentó que solo parecía absurdo, pero que realmente pasó. Sus explicaciones ineptas para intentar disipar la necedad obvia de esta noción fueron completamente insuficientes. No solamente la evolución del ojo humano parece absurda al observarse la situación a primera vista, sino tampoco se puede probar que el ojo evolucionó al estudiar este órgano detenidamente. En su libro muy conocido La Caja Misteriosa de Darwin (Darwin’s Black Box), Michael Behe usó eficazmente los pasos bioquímicos involucrados en la visión humana para presentar su caso en contra del darvinismo. En cuanto a los comentarios de Darwin sobre el ojo, Behe escribió: “Cada uno de los pasos y estructuras anatómicas que Darwin pensó que eran muy simples realmente involucran procesos bioquímicos asombrosamente complicados que no se pueden disimular con la retórica” (1996, p. 22). El ojo es complicado, inmensamente eficaz y evolutivamente imposible. Darwin no pudo explicarlo, ni tampoco pueden hacerlo sus descendientes filosóficos del siglo XXI.
Los científicos no solamente fallan en justificar el diseño del ojo, sino a menudo están forzados a reconocerlo, a menos implícitamente. Emily Singer recientemente escribió un artículo titulado “Decodificando el Ojo Humano” (“Decoding the Human Eye”) que Technology Review, una revista del Instituto Tecnológico de Massachussets, publicó. Es obvia la implicación del diseño al considerar solamente el título. Si existe un código que se debe descifrar, entonces debe existir un ser inteligente que proveyó el significado al código. Por años los miembros de la comunidad científica han rastreado el espacio en búsqueda de códigos que probarían que existe vida en otro lugar aparte de la Tierra. Sin embargo, existe un código que se puede estudiar fácilmente en el ojo humano.
El artículo de Singer examina la investigación que se hizo en la Universidad de California, Santa Cruz, en la cual los investigadores diseñaron un microchip que intenta detallar el proceso que la retina humana usa para codificar información. Singer cita al físico de la Universidad, Alan Litke, el cual dijo: “La retina es un aparato procesador de información visual muy sofisticado” (2007). El enunciado de Litke inmediatamente trae a la mente el problema de cómo este aparato procesador de información llegaría a existir en el ojo si el órgano surgió por medio de sucesos inconcientes y aleatorios. Incluso la misma palabra “aparato” está llena de implicaciones de diseño. El Diccionario Merriam-Webster En-línea define el término como: “algo creado o inventado como un plan, procedimiento, técnica” (2007). ¿Cómo crearía o planearía algo la evolución inconciente y sin sentido? No podría.
Singer incluyó muchas otras implicaciones de diseño en su artículo. Ella mencionó que la retina tiene su propio lenguaje. También declaró: “Aunque a menudo se compara la retina a una cámara, realmente es mucho más complicada” (2007). Nadie que encontrara una cámara en el bosque sugeriría que ésta se originó sin un diseñador, y la retina es mucho más complicada que una cámara.
A pesar de todo el trabajo que se hace en todo el mundo para estudiar e imitar el ojo humano, sus complejidades, lenguaje, habilidades de codificación y sus aparatos tecnológicos continúan dejando atónitos a las mentes humanas más brillantes. Las historias evolutivas en cuanto al origen del ojo siguen careciendo de todo poder explicativo legítimo. El escritor del libro de Proverbios proveyó la evaluación racional y honesta de la situación cuando escribió: “El oído que oye, y el ojo que ve, ambas cosas igualmente ha hecho Jehová” (20:12).
REFERENCIAS
Behe, Michael J. (1996), Darwin’s Black Box: The Biochemical Challenge to Evolution (New York: The Free Press).
Darwin, Charles (1859), On the Origin of Species (Cambridge, MA: Harvard University Press).
Merriam-Webster On-line Dictionary (2007), [En-línea], URL: http://www.m-w.com/dictionary/Device.
Singer, Emily (2007), “Decoding the Human Eye: Superdense Arrays of Silicon Electrodes Will Bring Scientists Closer to an Artificial Retina that Approximates Normal Vision”, Technology Review, [En-línea], URL: http://www.technologyreview.com/Biotech/19613/page1/.
REPRODUCTION & DISCLAIMERS: We are happy to grant permission for this article to be reproduced in part or in its entirety, as long as our stipulations are observed.