¿Debemos temer a Dios?
La palabra “temer” aparece en la versión de la Biblia en inglés, King James, 367 veces. En algunos de estos casos, el texto hace referencia al “temor del Señor” y su relación a la sabiduría (cf. Job 28:28; Salmos 111:10; Proverbios 1:7). En otros numerosos pasajes de la Escritura, uno puede leer que Dios manda a que Su creación le tema (Levítico 25:17; Deuteronomio 6:13; Mateo 10:28; et.al.). Es extensamente conocido que una de las verdades repetitivas en la Biblia es que la misericordia de Dios es para “los que le temen” (Lucas 1:50). Sin embargo, es también muy conocido que en el Nuevo Testamento Pablo informó a Timoteo que “no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7). El apóstol Juan incluso fue más lejos al decir: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo” (1 Juan 4:18).
Algún tiempo atrás, noté que Steve Wells, autor de la Skeptic’s Annotated Bible (Biblia Anotada del Escéptico), resaltó 2 Timoteo 1:7 y 1 Juan 4:18 (versículos que indican que los cristianos no deben temer), y colocó junto a estos versículos veintiséis referencias bíblicas que especifican que debemos temer a Dios. Luego él preguntó, “¿Deberíamos temer a Dios?”. Obviamente, era la intención de Wells convencer a sus lectores que el tema bíblico del temor es contradictorio. ¿Cómo puede una persona temer a Dios y no temer a Dios al mismo tiempo? Aunque esta es una pregunta que yo pensé que ningún escéptico formularía debido a su respuesta aparentemente obvia, ésta, sin embargo, requiere una respuesta.
En la mayoría de casos, cuando la Biblia elogia la audacia del hombre y su necesidad de superar el temor, ésta usa el término en un contexto diferente al que usa cuando se refiere al “temor del Señor”. El pasaje en 2 Timoteo 1:7 no está enseñando que nosotros no deberíamos temer a Dios; en cambio, Pablo está instruyendo a Timoteo que nosotros no deberíamos temer por nuestras vidas cuando hacemos la obra del Señor. Dios quiere que Sus hijos sean valientes en su servicio hacia Él. Tal valentía ayudará a Su gente a no estar avergonzados “de dar testimonio de nuestro Señor” (2 Timoteo 1:8). Así como los israelitas fueron instruidos por Josué y Caleb a no temer a la gente de Canaán (Números 14:8,9), los cristianos no deben temer a sus adversarios alrededor de ellos, ni a la tarea delante de ellos. Dios espera que Su gente entienda que “mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4).
Pero ¿qué acerca de Mateo 10:28? ¿No se refiere esto a temer a Dios? Una persona debe tener en cuenta que el término “temer” es usado en varios sentidos en la Escritura (y siempre que se discuten sentidos diferentes de la misma palabra o cosa, las acusaciones de los escépticos no tienen valor). Temor puede significar espanto, terror, y horror; pero también puede significar sobrecogimiento, reverencia, y respeto. El “perfecto amor” sobre el cual Juan escribe echa fuera el primer significado, no el segundo. Como el fallecido Guy N. Woods anotó:
“Temor”, como es aquí contemplado, no es lo que el salmista declara como “el principio de la sabiduría” (Salmos 111:10), un temor reverencial y piadoso, que retrocede de cualquier acción que desagradaría a Dios, el temor que un hijo obediente tiene por un padre amoroso;…sino terror, miedo, temor ciego, tal como es característico de un esclavo en la presencia de un amo cruel y despiadado…; El temor que es falto de amor genuino es el temor al látigo en las manos del amo; el miedo al castigo que viene al desobediente. El amor perfecto (maduro) echa fuera el temor, porque éste no puede existir donde existe el amor genuino (1979, pp. 304-305, énfasis en original).
En Malaquías 2:5, el profeta enlazó el temor y la reverencia al describir la actitud que Leví (de quien su nombre representa aquí la clase sacerdotal completa) tuvo en un punto en el pasado. Malaquías declaró: “Y tuvo temor de mí, y delante de mi nombre estuvo humillado”. La palabra hebrea transliterada yare’, frecuentemente traduce “temor”, y también significa “sobrecogimiento religioso”. Por esta razón, algunas versiones modernas (como la New American Standard en inglés) han traducido Malaquías 2:5: “Y tuvo reverencia de mí, y delante de mi nombre sintió respeto”.
Hoy en día, Dios espera que Su pueblo tenga reverencia de Él, no pánico al pensar de Él como un esclavo tiene miedo de su amo cruel. Además, una manera en la cual el cristiano camina “en el temor del Señor” (Hechos 9:31) es al seguir con valentía los pasos del Señor, Quien se presentó sin temor delante de Sus adversarios.
REFERENCIAS
Woods, Guy N. (1979), A Commentary on the New Testament Epistles of Peter, John, and Jude (Nashville, TN: Gospel Advocate).
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