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Dawkins No Cree que los “Hombres” Tengan Derechos Inalienables

¿Se debería dar un estatus especial a un organismo vivo simplemente por el hecho de ser humano? La respuesta a esta pregunta es muy clara para la mayoría de personas. Ciertamente los humanos tienen derechos especiales que los animales no tienen. Sería moralmente detestable comer a un ser humano, independientemente de la inteligencia o habilidades de ese humano, simplemente porque el sujeto es humano. Por otra parte, sería moralmente aceptable comer a una vaca, a pesar de la raza o la supuesta inteligencia del sujeto.

Los arquitectos de la Declaración de la Independencia de los Estados Unidos entendieron el lugar especial que los humanos tienen. Ellos escribieron las palabras famosas: “Sostenemos que estas verdades son auto-evidentes, que todos los hombres son creados iguales, que su Creador les ha dotado de ciertos derechos inalienables; entre estos, la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad” (énfasis añadido). Note que los arquitectos de la Declaración creían que los humanos tenían ciertos derechos que eran “auto-evidentes”. De hecho, los arquitectos simplemente registraron la idea que la humanidad había entendido por milenios.

No obstante, la teoría de la evolución milita en contra de la idea auto-evidente que se debería dar a los humanos algún trato moral especial teniendo en cuenta su humanidad. De hecho, los evolucionistas ateos modernos como Richard Dawkins no creen que se debería considerar a los humanos como seres más dignos de algún trato moral especial que los animales. En una discusión en cuanto a la manera en que se debería tratar a un embrión humano, Dawkins escribió: “Dar derecho especiales y únicos a las células de la especie Homo sapiens es difícil de reconciliar con el hecho de la evolución…. La humanidad de las células de un embrión no puede conferirle un estatus humano absolutamente ininterrumpido” (Dawkins, 2006, p. 300, itálicas en original). Dawkins además argumentó que no hay distinción “absoluta” entre los humanos y los animales. Él razonó que el hecho que un organismo sea humano no significa que deberíamos darle un estatus favorecido. Según Dawkins, se debe preservar a un organismo teniendo en cuenta el nivel de sufrimiento que tenga la capacidad de sentir, o la cantidad de inteligencia que posea, pero no el hecho que sea humano.

Teniendo en cuenta el razonamiento de Dawkins, suponga que tenemos dos organismos—un embrión humano y un perrito de dos semanas. Se debe matar a uno de los organismos. Así que, ¿cuál sería? Si Dawkins se aferra a lo que escribe, estaría forzado a decidir teniendo en cuenta qué organismo sufriría más, o es más inteligente. Pero el hecho que uno sea humano y el otro un perro no debería influenciar la decisión en cuanto a quién debería vivir.

Aunque el pensamiento de Dawkins es grotescamente inmoral, está completamente de acuerdo con la teoría de la evolución. Y aunque es verdad que la evidencia científica desaprueba la evolución, las implicaciones morales son tan “auto-evidentemente” equivocadas que, sin ninguna otra evidencia, estas mismas son suficientes para destruir la teoría. Si Dawkins y otros evolucionistas “morales” tuvieran que escoger entre salvar a un niño de un año que tiene un retraso grave o a una madre chimpancé extremadamente “inteligente”, y los ateos se aferraran a sus escritos, el niño moriría—porque su humanidad simplemente no es un factor en la decisión.

REFERENCIAS

Dawkins, Richard (2006), La Ilusión de Dios [The God Delusion] (Boston, MA: Houghton Mifflin).


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