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¿Cuál fue el Pecado en Babel?

La narración bíblica a menudo comenta poco acerca de la mayoría de eventos que registra. Por ejemplo, la muerte del apóstol Jacobo es mencionada en un solo versículo en Hechos 12:2. Debido a este estilo abreviado en ciertas ocasiones, uno debe considerar el texto más profundamente para encontrar las respuestas a las preguntas que surgen naturalmente de la lectura sencilla. Uno de estos casos involucra los detalles concernientes a la torre de Babel en Génesis.

En un acto impresionante de intervención divina, Dios confundió el lenguaje de todos los habitantes. Aunque este evento monumental es registrado en solo nueve versículos. Tal brevedad muy posiblemente deja al lector preguntándose qué pecado habían cometido aquellos en Babel para provocar tal respuesta sin precedente y activa del Todopoderoso. El texto de Génesis 11:1-9 que describe el evento no declara directamente los pecados específicos de los cuales los habitantes de Babel eran culpables. Pero una mirada más cerca al pasaje y al contexto revela a lo menos dos áreas en las que los constructores de la torre habían errado.

Primero, después que Noé y su familia salieron del arca, Dios les dijo, “Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra” (Génesis 9:1). Después del Diluvio, Dios deseó que los humanos se esparcieran a través del mundo para “llenarlo”. Sin embargo, parece que la gente de la torre de Babel estaba en rebelión patente en contra de este mandamiento de Dios. Los rebeldes de Babel dijeron: “Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra” (Génesis 11:4, énfasis añadido). Esta gente obviamente entendió que ellos serían (o deberían ser) esparcidos sobre la faz de la Tierra, pero estaban intentando pelear en contra de este mandato. Cuando Dios confundió su lenguaje, el texto declara que Él también “los esparció…desde allí sobre la faz de toda la tierra” (Génesis 11:8).

Segundo, los constructores rebeldes mencionaron que estaban construyendo la torre para “hacerse un nombre”. El centro de la confusión en Babel era el problema del orgullo. El escritor del Nuevo Testamento, Juan, mencionó que el mundo pecaminoso consiste de tres áreas principales de tentación: “los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida” (1 Juan 2:16). El orgullo había infestado a aquellos en Babel tanto que ellos ya no estaban buscando glorificar y dar honra a su Creador Quien era responsable de dotarles con la ingeniosidad de sobrevivir, construir y prosperar. En cambio, amontonaron pecaminosamente para sí mismos reconocimiento, intentando ganar fama indebida. Como Burton Coffman declaró: “Los hijos de los hombres que elaboraron esta maldad ante los ojos de Dios estaban claramente infestados con el virus nosotros” (1985, p. 159, itálicas en original).

Además, ha sido sugerido que la torre de Babel fue uno de los primeros esfuerzos organizados por propagar la adoración pagana y la idolatría (Coffman, p. 158). Aunque este pudiera ser el caso, no es necesario establecerlo para documentar los pecados de tal naturaleza grave que merecería la condenación de Dios. Los constructores de la torre de Babel fueron pecadores rebeldes y arrogantes que intentaron frustrar el diseño de Dios para tener un mundo habitado por el hombre. Ellos no solo no tuvieron éxito, sino también fueron castigados. Su historia permanece como un recordatorio para todos los que leen: Dios demanda obediencia y Su voluntad final siempre permanecerá.

REFERENCIAS

Coffman, Burton (1985), Commentary on Genesis (Abilene, TX: ACU Press).


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