Cronología de la Purificación del Templo
Una de las supuestas discrepancias bíblicas más populares que se relaciona a la cronología—y una que los escépticos citan en cualquier debate acerca de la inerrancia de la Escritura—es si Jesús purificó el templo al comienzo de Su ministerio o cerca al final. Según Mateo, Marcos y Lucas, Jesús purificó el templo durante la última semana que conducía a Su muerte en la cruz (Mateo 21:12,13; Marcos 11:15-17; Lucas 19:45,46). Sin embargo, Juan coloca su registro de la purificación del templo en el capítulo 2 de su relato del evangelio, entre el primer milagro de Jesús (2:1-12) y Su conversación con Nicodemo (3:1-21). ¿Cómo debe ser entendido el relato del evangelio según Juan a la luz de que los otros tres escritores colocaron el evento cerca al final del ministerio de Jesús? Los escépticos cuestionan, “¿Entró Jesús en el templo y sacó a los cambistas a comienzo de Su ministerio o cerca al final?
Muy a menudo, parece que la explicación oída concerniente a este problema es que solamente hubo una purificación del templo—cerca al final de la vida de Jesús—y que la colocación de Juan de este evento en un tiempo más temprano es el resultado de su enfoque “teológico”, en vez de “cronológico”, al escribir su relato de la vida y enseñanzas de Jesús. El problema con esta explicación es que, aunque generalmente Juan pueda haber estado un poco menos preocupado con la cronología que los otros escritores, una lectura sincera del texto favorece la posición de que esta purificación particular del templo no fue algo que ocurrió cerca al final de la vida de Jesús. El registro del primer milagro de Jesús, en Juan 2:1, comienza con la frase, “Al tercer día…”. Esta sección termina con las palabras de Juan, “Después de esto…” (2:12, griego meta touto). Después del versículo 12, Juan entonces comienza su relato de la purificación del templo diciendo, “Estaba cerca la pascua de los judíos…” (2:13). Ciertamente pareciera ser algo “fuera de lo ordinario” que Juan saltara tres años en la vida de Jesús hacia un evento que ocurriera en Jerusalén durante la última semana de Su vida, solamente para luego volver a un tiempo anterior a la “segunda señal [que] hizo Jesús, cuando fue de Judea a Galilea” (Juan 4:54). Lo cierto es que Juan no hubiera cometido un error al escribir acerca de la purificación del templo mucho más antes en su relato del evangelio si el Espíritu Santo hubiera estimado conveniente mencionar el evento en ese tiempo. (Tal vez esto hubiera sido para demostrar desde el comienzo del ministerio de Jesús que Él “repudiaba lo que era central en los cultos del Templo, y además que su muerte y resurrección eran crucialmente importantes”—Morris, 1995, p. 167). Sin embargo, existe una mejor explicación a esta supuesta contradicción: Hubo dos purificaciones del templo.
¿Por qué no? ¿Quién pudiera decir que Jesús no pudo haber expulsado del templo a los judíos hambrientos por dinero e hipócritas en dos ocasiones diferentes—una al comienzo de Su ministerio, y otra cerca al final de Su vida mientras que Él entraba a Jerusalén por última vez? ¿Debemos ser tan ingenuos como para creer que el templo no pudo haber sido corrompido en dos momentos diferentes durante los tres años del ministerio de Jesús? Jesús probablemente visitó el templo varias veces durante los últimos pocos años de Su vida en la Tierra (especialmente cuando se celebraba la pascua—cf. Juan 2:13,23; 6:4; 11:55), encontrando probablemente cosas inapropiadas allí en más de una ocasión. ¿No tienen las iglesias en el siglo XXI algunas veces problemas que se repiten dentro de un periodo de tiempo de tres años? ¿No han lidiado los líderes de la iglesia con estos problemas públicamente muchas veces en maneras similares? Desde luego. (“Cuán pronto los hombres olvidan las reprensiones más solemnes y regresan a sus prácticas malas”—Barnes, 1956, p. 196).
¿Qué evidencia posee una persona, la cual le guiaría a concluir que Jesús purificó el templo una sola vez? No existe. Aunque Mateo, Marcos y Lucas registraron una purificación del templo a finales del ministerio de Jesús, existe mucha evidencia que indica que Juan registró una purificación temprana del templo. Es lógico concluir que los detalles adicionales registrados en Juan 2 no son simplemente factores suplementarios (aunque los escritores del evangelio sí suplementaron los escritos de cada uno muy a menudo). En cambio, los detalles diferentes registrados por Juan probablemente se deben al hecho que nosotros estamos lidiando con dos purificaciones diferentes del templo. Solamente Juan mencionó (1) los bueyes y ovejas, (2) el azote de cuerdas, (3) el esparcimiento de las monedas, (4) el mandamiento de Jesús, “Quitad de aquí esto” y (5) el recordatorio de los discípulos del Salmo 69:9: “El celo de tu casa me consume” (2:17). Además, Juan no incluyó la cita de Jesús de Isaías 56:7, la cual es encontrado en los otros tres relatos y resalta como una parte importante del registro de la purificación del templo.
En vista de las diferencias mayores en redacción, escenario y tiempo, también como el hecho que, aparte de la obra de Juan el bautista, nada en los primeros cinco capítulos del relato del evangelio de Juan es encontrado en Mateo, Marcos o Lucas, “nosotros requeriremos más evidencia que una suposición superficial de que las dos narraciones similares deban referirse al mismo evento” (Morris, p. 167). No existe contradicción cronológica aquí.
REFERENCIAS
Barnes, Albert (1956), Notes on the New Testament—Luke-John (Grand Rapids, MI: Baker).
Morris, Leon (1995), The Gospel According to St. John (Grand Rapids, MI: Eerdmans), edición revisada.
REPRODUCTION & DISCLAIMERS: We are happy to grant permission for this article to be reproduced in part or in its entirety, as long as our stipulations are observed.