Creyendo lo que Jesús Creía
Ha llegado a ser cada vez más popular aceptar ciertas partes de la Biblia y rechazar otras. Los eventos asombrosos tales como el milagro de la creación, Jonás y la criatura marina y el Diluvio de Noé a menudo son dejados a un lado como simplemente mito, mientras las cosas más “creíbles” tales como las enseñanzas de Jesús, son aceptadas como hechos. Aunque esta línea de razonamiento pueda ser motivada por nuestra sociedad “culta” que rechaza los milagros bíblicos muy a la ligera, contiene un error principal. Cuando se analizan las enseñanzas de Jesús, se puede demostrar que Jesús mismo creyó y enseñó las historias del Antiguo Testamento que algunos consideran como mitos.
Por ejemplo, se ha atacado a la historia de Jonás debido a sus detalles extraordinarios. De acuerdo a las Escrituras del Antiguo Testamento, el profeta de Dios, Jonás, desobedeció al Señor y fue tragado por una gran criatura marina. Por tres días, él habitó en el húmedo vientre de la criatura, hasta que finalmente fue vomitado a tierra y Dios le dio otra oportunidad de obedecerle. Para algunos eruditos, la historia de Jonás encuentra un lugar en las Escrituras, no como una narración real e histórica, sino como un mito o una alegoría. ¿Qué creyó Jesús concerniente a la historia de Jonás? Él declaró enfáticamente Sus sentimientos concernientes a esta.
Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal. Él respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches. Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí más que Jonás en este lugar (Mateo 12:38-41).
Claramente, Jesús aceptó la historia de Jonás como una descripción exacta de un evento real e histórico. Él incluyó no solamente el hecho que Jonás pasó tres días en el vientre del pez, sino también afirmó que la ciudad de Nínive se arrepintió por la predicación de Jonás. Si la historia de Jonás fuera simplemente una alegoría o mito, el punto completo de Jesús en cuanto a estar en el corazón de la Tierra por el tiempo que Jonás estuvo en el vientre del pez sería débil y ridículo. Si Jonás nunca estuvo realmente en el vientre del pez, entonces ¿qué nos diría eso concerniente al Hijo del Hombre estando realmente en el corazón de la Tierra?
Otra historia que Cristo respaldó es la formación del hombre y la mujer al principio de la creación. Algunos eruditos, intentando comprometer la Biblia y la evolución orgánica, han propuesto que el relato de la Creación de Génesis no se debe tomar literalmente, y que se puede encontrar lugar en Génesis para acomodar la idea que los humanos evolucionaron gradualmente en el pasado reciente de la Tierra. ¿Qué dijo Jesús concerniente a esta idea?
Durante Su estancia terrenal, Cristo habló explícitamente concerniente a la Creación. Por ejemplo, en Marcos 10:6 declaró: “Pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios”. Note estas tres verdades supremas: (1) La primera pareja fue “hecha”; no fue un accidente biológico. Interesantemente, el verbo “hizo” en el griego está en el tiempo aoristo, implicando un punto de acción en vez de un desarrollo progresivo (que sería característica de la actividad evolutiva). W.E. Vine hizo esta misma observación con referencia a la composición del cuerpo humano en sus comentarios sobre 1 Corintios 12:18 (1951, p. 173). (2) La pareja original fue hecha “varón y hembra”; ellos no fueron inicialmente una “gota” asexual que finalmente experimentó diversidad sexual. (3) Adán y Eva existieron “al principio de la creación”. La palabra griega para “principio” es arché y hace referencia a lo “absoluto, denotando el principio del mundo y de su historia; el comienzo de la creación”. La palabra griega para “creación es ktiseos y denota la “suma total de lo que Dios ha creado” (Cremer, 1962, pp. 113,114,381, énfasis en original). Cristo ciertamente no apoyó la noción que la Tierra tiene millones o billones de años más que la humanidad.
Aceptar el testimonio de Jesucristo también demanda que se tome como un evento literal e histórico el Diluvio de Noé. El Señor mismo abordó el tema del gran Diluvio en Lucas 17:26-30 (cf. Mateo 24:39) cuando hizo el siguiente paralelo:
Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos. Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste (énfasis añadido).
El Señor describió una condenación inminente que caería sobre los judíos que no oirían la Palabra de Dios. Sin embargo, para el propósito de este artículo note el contexto en el cual Jesús abordó la destrucción del Diluvio en Génesis 6-8. Él colocó al Diluvio a la par con la destrucción de Sodoma y también lo colocó a la par con la destrucción de los impíos a Su Segunda Venida. John Whitcomb correctamente anotó que la palabra “todos” debe hacer referencia a la totalidad de la gente en toda la Tierra en el tiempo de Noé, y en Sodoma durante el tiempo de Lot. El argumento de Jesús sería debilitado considerablemente si algunas de las personas de la Tierra, aparte de la familia de Noé, escaparon al Diluvio, o si ciertos sodomitas sobrevivieron a la destrucción ardiente enviada del Cielo (1973, pp. 21-22). Es evidente por el texto que Jesús afirmó que el mismo número de pecadores impíos que escaparon al Diluvio sería el mismo número de desobedientes que escaparán a la destrucción de Su Segunda Venida—es decir, ninguno. De Sus comentarios, se puede ver claramente que Jesús aceptó el relato de Génesis de un diluvio global como un hecho histórico.
Las palabras de Jesús contienen numerosas referencias a algunos de los eventos más extraordinarios del Antiguo Testamento. No se puede sostener consistentemente una creencia en Jesús y Sus enseñanzas y negar a la vez los detalles de los relatos que Él respaldó como factuales. El testimonio de Jesús y la exactitud factual de las historias que Él refirió dependen el uno del otro.
REFERENCIAS
Cremer, H. (1962), Biblico-Theological Lexicon of New Testament Greek (London: T & T Clark).
Vine, W.E. (1951), First Corinthians (Grand Rapids, MI: Zondervan).
Whitcomb, John C. (1973), The World That Perished (Grand Rapids, MI: Baker).
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