¿Confusión Antes de Babel?
Es sorprendente (y preocupante) ver cuán lejos algunos irán para abogar por la vasta cantidad de tiempo asociado con la geología evolutiva. Parece que para muchas personas que “creen en la Biblia” el factor decisivo para interpretar la Palabra de Dios ya no es, “¿Qué dice la Biblia?”, sino “¿Qué indican los métodos evolutivos de datación?”. Tristemente, para mucha gente el horario geológico evolucionista ha llegado a ser el padre de la exegética bíblica moderna. Se nos dice que en vez que el Universo y todo en él se creara en seis días (Génesis 1-2; Éxodo 20:11), la “creación” realmente tomó billones de años, y se puede encontrar “brechas” entre Génesis 1:1 y 1:2 o entre cada uno de los días de la creación. Y aunque las genealogías de Génesis 5 y 11 coinciden remarcablemente con la genealogía que Lucas 3 registra, y aunque Judas confirma a través de inspiración que Enoc fue realmente el séptimo desde Abraham (Judas 14—justo como Génesis 5 nos dice), se nos informa que se pudiera (y debiera, según muchos religiosos que simpatizan con la evolución) insertar muchos miles de años (¡o millones!) entre Adán y Abraham.
Como si no tuviéramos “suficiente”, ahora algunos están enseñando que hay una gran brecha de tiempo entre Génesis capítulos 10 y 11. Supuestamente, ya que Moisés registró en Génesis 10 que los descendientes de Sem, Cam y Jafet hablaron diferentes lenguajes (versículos 5,20,31), y ya que Génesis 11:1 declara que “[t]enía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras”, entonces ¡debe haber existido una brecha de tiempo entre Génesis 10:32 y 11:1! Se argumenta que debe haber pasado suficiente tiempo para que los descendientes de Sem, Cam y Jafet comenzaran a hablar un solo lenguaje.
Si alguna vez ha leído Génesis 6-11, probablemente se habrá preguntado por qué el orden de los eventos parece indicar que la población de la Tierra cambió de hablar un lenguaje (de ocho personas en el arca) a hablar una variedad de lenguajes y dialectos (10:5,20,31) y luego a hablar un lenguaje otra vez (11:1). Puede ser que se haya hecho la misma pregunta que escuché recientemente: “¿Cómo no pudiera existir una brecha de tiempo entre Génesis 10 y 11?”.
La razón por la cual no existe una brecha de tiempo entre Génesis 10 y 11 es porque los eventos que se registran en estos dos capítulos no se escribieron en orden cronológico. Como Victor Hamilton declaró en su comentario sobre Génesis, “[a]quí tenemos un orden inusual de efecto (cap. 10) antes de la causa (cap. 11) o de resultado antes de la explicación” (1990, p. 347).
Lo cierto es que los escritores de la Biblia no siempre registraron la información en una secuencia estrictamente cronológica. Génesis 2:5-25 no continúa la secuencia del capítulo uno, en cambio provee una información más detallada de algunos de los eventos que el capítulo uno menciona. Varios de los eventos en Génesis 38 que tienen que ver con Judá y Tamar tomaron lugar mientras sucedían las cosas que el capítulo 39 y el siguiente capítulo registran. Suponer que toda la Biblia se escribió cronológicamente impide comprender el texto adecuadamente. ¿Cómo se explicaría las diferencias en el arreglo de las tentaciones de Jesús que Mateo (4:1-11) y Lucas (4:1-13) registran si siempre debemos concluir que se escriben las cosas en orden secuencial? Si Jesús solamente purificó el templo una sola vez, ¿cómo se explica que Juan mencionara que este evento ocurrió al comienzo del ministerio de Jesús mientras que los otros escritores del evangelio lo colocaron casi al final de Su ministerio (Juan 2:12-17; cf. Mateo 21:12-17)? Obviamente, no se ordenó los relatos del evangelio de una manera estrictamente cronológica. De igual manera, Moisés a veces se adelanta en su escrito al insertar material como el que se encuentra en Génesis 10.
Aparte de los lenguajes que Génesis 10 menciona, hay otra “clave” en el texto que revela que los eventos en el capítulo 11 ocurrieron antes que los descendientes de Noé comenzaran a hablar diferentes lenguajes y a esparcirse en la Tierra. En el capítulo 10:25, se menciona a un hombre llamado Peleg (que significa “división”) que recibió tal nombre porque “en sus días fue repartida la tierra”. Esta es una referencia clara a la confusión de lenguajes en la torre de Babel que el capítulo 11 describe. La “tierra” (i.e., la gente; cf. 11:1) se dividió cuando Dios confundió los lenguajes (11:7-8). Por ende, la división del tiempo de Peleg está conectada a la segregación lingüística en Babel (Génesis 11:1-9).
Cuando se lee Génesis 10 y 11 teniendo en cuenta que no se registran cronológicamente todos los eventos, claramente se ve que los eventos que estos capítulos revelan están enlazados entre sí—tan firmemente que los que buscan colocar una brecha de tiempo entre estos capítulos están destinados a fallar en sus intentos. Hablando lingüísticamente, ¡no existió confusión antes de Babel!
REFERENCIAS
Hamilton, Victor P. (1990), El Libro de Génesis [The Book of Genesis] (Grand Rapids, MI: Eerdmans).
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