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“Casi” Humanos

En abril de 2008, la revista National Geographic publicó un artículo, “Casi Humanos” (213[4]:124-145), escrito por Mary Roach. En el artículo, Roach hizo énfasis en los chimpancés de bosque o sabana que observó mientras estaba visitando al antropólogo Jill Pruetz en Senegal oriental, África Occidental. Los chimpancés fascinaron a Roach, mientras “descendían de los árboles y vagaban por extensiones abiertas de la sabana” (p. 132). Los chimpancés en Senegal oriental se bañaban en agujeros que tenían agua, usaban palos afilados con sus dientes para arponear a lemúridos pequeños, reían, se besaban, se sacaban las costras de sus heridas y hacían otras cosas que supuestamente revelaban “lo similar que son a nosotros” (p. 144). Supuestamente, los chimpancés son “casi humanos” (p. 125).

Desafortunadamente, los evolucionistas a menudo pasan por alto el abismo que separa al hombre del chimpancé. Aunque a los evolucionistas les gusta enfocarse en las similitudes entre los humanos y chimpancés para apoyar el caso de la evolución humana (similitudes que también se pueden encontrar entre otros animales), lo cierto es que el hombre puede hacer muchas cosas que los animales nunca han podido (o podrán) hacer.

Considere la habilidad del hombre de hablar. La Biblia nos dice que Adán fue creado con esta habilidad “en el principio”. El mismo día que fue creado, nombró a todos los animales que se le presentó (Génesis 2:19), y luego usó el lenguaje para ofrecer una excusa por desobedecer a Dios. Los humanos tienen conversaciones todo el tiempo. Pero ¿cuándo fue la última vez que oyó que los chimpancés usaran palabras para conversar? El don del habla, una parte fundamental de la naturaleza de Dios, asemeja a los seres humanos a Dios, y les separa del resto de la creación (cf. Génesis 1:26-28).

A diferencia de los animales, el hombre tiene la habilidad creativa de diseñar y construir naves espaciales que viajan 240,000 millas a la Luna, hacer corazones artificiales para el enfermo y construir computadoras que pueden procesar billones de datos por segundo. Por otro lado, los animales no pueden hacer eso ya que carecen de la habilidad creativa que Dios dio solamente al hombre. Los castores pueden construir cobertizos, y los chimpancés pueden bañarse en agujeros llenos con agua, pero son guiados por su instinto. Se ha realizados miles de intentos de enseñar a los animales a expresarse en el arte, la música y la escritura, pero ninguno de ellos ha tenido el éxito esperado.

Además, a diferencia de los animales, el hombre ha buscado adorar a un ser superior. Incluso cuando se aparte del Dios verdadero, el hombre todavía adora a algo, sea a un árbol, una roca o a sí mismo. Ninguna raza o tribu en el mundo carece del deseo y habilidad de adorar. Sin embargo, los chimpancés nunca se pusieron de pie para cantar u orar en agradecimiento a su Creador.

Mientras que la National Geographic no atestigüe que los chimpancés han cruzado estas clases de brechas que separan al hombre y al chimpancé, nosotros continuaremos sugiriendo que adopten títulos diferentes para sus artículos sobre la evolución humana. De ninguna manera los chimpancés se acercan a ser “casi humanos”.

 

REFERENCIAS

Roach, Mary (2008), “Casi Humanos” [“Almost Human”], National Geographic, 213[4]:124-145, abril.


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