Menu

Buenas Obras—¿Deben Ser Vistas o Escondidas?

Cuando examina las diferentes listas de las supuestas contradicciones bíblicas que los escépticos han compilado, probablemente notará cómo algunas de las supuestas contradicciones aparecen en casi cada lista. La pregunta, “¿Ha visto alguien a Dios?” (cf. Juan 1:18; Génesis 32:30), aparece muy frecuentemente, como también la supuesta dificultad de que José fuera el hijo de dos hombres diferentes (cf. Mateo 1:16; Lucas 3:23). Una pregunta que también aparece en numerosas listas de escépticos (para mi sorpresa) es si Dios quiere que Sus discípulos hagan buenas obras para ser vistos por los hombres. Supuestamente, existen dos enunciados hechos por Jesús en el “Sermón del Monte” (Mateo 5-7) que son incompatibles. Primero, Jesús declaró:

Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos (Mateo 5:14-16, énfasis añadido).

Luego, Mateo registró una advertencia que Jesús dio a Su audiencia, diciendo:

Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos… [C]uando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público (6:1,3,4, énfasis añadido).

Según los escépticos, estos pasajes del Nuevo Testamento son contradictorios. En una ocasión Jesús supuestamente dijo que “debemos” dejar que otros vean nuestras buenas obras, y en otra ocasión dijo que “no debemos dejar que otros vean nuestras buenas obras (vea Wells, 2001). ¿Están los escépticos en lo correcto en cuanto a esta acusación? ¿Cuál es la verdad en este caso?

El estudiante de la Biblia que examina cuidadosamente estos pasajes (y otros) notará que Jesús nunca dijo que Sus seguidores no deben hacer buenas obras en la presencia de otros. Por lo contrario, Él siempre quiso que las buenas obras sean hechas, pero estas deben ser hechas con el propósito de dar gloria a Dios, no al hombre. Tristemente, muchos críticos de la Biblia han torcido el mensaje verdadero de Jesús al esforzarse en encontrar una contradicción en Sus enseñanzas (cf. 2 Pedro 3:16). La Biblia enseña que Dios espera que Sus seguidores hagan buenas obras. A las iglesias de Galacia, el apóstol Pablo escribió: “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe” (Gálatas 6:10). Durante la última semana antes de Su muerte, Jesús enseñó que Sus discípulos son responsables por hacer tales cosas como alimentar al hambriento, vestir al desnudo y visitar al enfermo (Mateo 25:31-46). Pero estas buenas obras, y muchas otras, deben ser hechas para traer gloria a Dios, no a nosotros mismos. Cuando Jesús dijo, “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras”, Él finalizó esta oración con la frase, “y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”. Un enunciado similar fue escrito años después por el apóstol Pedro:

Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma, manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras (1 Pedro 2:11,12, énfasis añadido).

A través de las buenas obras de la humanidad, Dios debe ser exaltado (“A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad”—2 Pedro 3:18). Por otra parte, el hombre nunca debe realizar obras religiosas con el propósito de atraer atención hacia sí mismo.

En sus esfuerzos por exponer a la Biblia como un libro de errores y a Jesús como algo menos que Dios, los escépticos frecuentemente omiten la parte de Mateo 6:1-4 que presenta el contexto del enunciado hecho por Jesús concerniente a las buenas obras. Jesús no estuvo prohibiendo todas las buenas obras hechas en público. En cambio, Él estuvo condenando la realización de obras de caridad “delante de los hombres, para ser vistos de ellos” (6:1, énfasis añadido). En el próximo versículo, Jesús detalló lo que quiso expresar, al decir, “Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres”. Los escribas y fariseos hipócritas, a quienes Jesús condenó explícitamente en este sermón (5:20), realizaban “todas sus obras para ser vistos por los hombres” (Mateo 23:5). Esta era la actitud de la cual Jesús advirtió a Sus discípulos. No hagan obras de caridad para recibir alabanza de los hombres, sino háganlas (sea privadamente o públicamente) para ser vistos por Dios.

Jesús enseñó que debe haber una motivación adecuada detrás de cada acción “buena”, para que esa acción sea agradable ante los ojos de Dios. Algunas acciones religiosas pueden ser hechas en secreto (e.g., ayudar financieramente a una buena obra, orar por los enfermos, ayunar, etc.). Otras pueden (y deben) ser hechas abiertamente (e.g., predicar el Evangelio—cf. Hechos 2). Cualquiera que sea la acción en la cual nos comprometamos, para que esta sea agradable ante Dios, debe ser el resultado de un corazón sincero cuya motivación es traer gloria a Dios.

REFERENCIAS

Wells, Steve (2001), Skeptic’s Annotated Bible, [En-línea], URL: http://www.Skepticsannotatedbible.com.


Published

A copied sheet of paper

REPRODUCTION & DISCLAIMERS: We are happy to grant permission for this article to be reproduced in part or in its entirety, as long as our stipulations are observed.

Reproduction Stipulations→