“Antes que Reinase rey sobre Israel”
Para la mayoría de gente, el capítulo 36 de Génesis es “territorio desconocido”. Este es más conocido por ser el capítulo después de Génesis 35 (en el cual se dan detalles acerca del cambio del nombre de Jacob a Israel) y antes de Génesis 37 (donde uno puede leer que los hermanos de José le vendieron como esclavo). En ninguna parte de Génesis 36 se registran los nombres de tales patriarcas como Abraham, Isaac, o José (y Jacob es mencionado solamente una vez). Tampoco existen historias memorables en esta porción de Génesis—del tipo que aprendemos en nuestra niñez. Tal vez el capítulo menos estudiado en el primer libro de la Biblia es Génesis 36—la genealogía de Esaú.
Sorprendentemente, para algunos, este capítulo que es a menudo pasado por alto contiene una de las frases más controversiales en el libro. Génesis 36:31 declara: “Y los reyes que reinaron en la tierra de Edom, antes que reinase rey sobre los hijos de Israel, fueron estos” (énfasis añadido). De acuerdo a los escépticos y teólogos liberales, la notación “antes que reinase rey sobre los hijos de Israel” señala el tiempo de los monarcas. Dennis McKinsey declaró en su libro, Biblical Errancy (Error Bíblico): “Este pasaje pudo haber sido escrito solamente después que el primer rey comenzara a reinar… Este debió haber sido escrito después que Saúl se convirtiera en rey, mientras que Moisés, el presunto autor, vivió mucho tiempo antes que Saúl” (2000, p. 521). Paul Tobin también indicó que esta porción de la Biblia “debe por tanto haber sido escrita, por lo menos, después que el primer Rey judío, Saúl, comenzara a reinar sobre los israelitas, lo cual fue alrededor de tres siglos después de la muerte de Moisés” (2000). Tobin continuó y preguntó (lo cual sentía que ciertamente no podía ser respondido): “Ahora, ¿cómo pudo Moisés haber sabido que habría reyes que reinasen sobre los israelitas?”.
Realmente existen dos razones lógicas por las cuales Moisés pudiera mencionar el reinado israelita futuro. Primero, Moisés sabía acerca de las promesas claras que Dios había hecho tanto a Abraham y a Jacob concernientes a los reyes futuros de Israel. En una ocasión, Dios informó a Abraham y a Sara que habría muchos reyes en su posteridad. Él prometió a Abraham diciendo, “Y la bendeciré [a Sara—EL], y también te daré de ella hijo; sí, la bendeciré, y vendrá a ser madre de naciones; reyes de pueblos vendrán de ella” (Génesis 17:16, énfasis añadido). Años después (y justo un capítulo antes del versículo bajo consideración), cuando Dios apareció a Jacob en Bet-el y cambió su nombre a Israel, Él dijo: “Yo soy el Dios omnipotente: crece y multiplícate; una nación y conjunto de naciones procederán de ti, y reyes saldrán de tus lomos” (Génesis 35:11, énfasis añadido). El hecho de que Génesis 36:31 diga, “Y los reyes que reinaron en la tierra de Edom, antes que reinase rey sobre los hijos de Israel, fueron estos” (énfasis añadido), no significa que este relato haya sido escrito por alguien que vivió después que la monarquía fuera introducida en Israel. En cambio, este enunciado fue escrito con la promesa en mente de que saldrían reyes de los lomos de Abraham y Jacob, y simplemente expresa la noción de que Edom llegó a ser un reino en un periodo más temprano al de Israel. Keil y Delitzsch remarcaron: “Tal pensamiento fue de ninguna manera inapropiado para el tiempo Mosaico. Porque la idea, de que Israel estaba destinado a crecer y hacerse un reino con monarcas de su propia familia, era una esperanza transmitida al tiempo de Moisés, la cual la residencia prolongada en Egipto estaba bien adaptada a fomentar” (1996). Además, la colocación de esta cláusula entre paréntesis (“antes que reinase rey sobre los hijos de Israel”) en 36:31
fue extremadamente natural por parte del historiador sagrado, quien, habiendo registrado unos pocos versículos antes (Gn. 35:11) la divina promesa a Jacob de que “reyes saldrían de sus lomos”, fue guiado a remarcar la prosperidad y el establecimiento regio de los edomitas mucho antes de la organización de una orden similar en Israel. Él no pudo evitar el permitirse tal reflexión, cuando contrastaba la posteridad de Esaú con la de Jacob desde el punto de vista de la promesa (Gn. 25:23) [Jamieson, et.al., 1997].
Una segunda razón por la cual Moisés es justificado al tener el conocimiento del reinado israelita antes de que fuera conocido experimentalmente es porque Moisés fue inspirado (Juan 5:46; Marcos 12:26; cf. Éxodo 20:1; 2 Timoteo 3:16,17; 2 Pedro 1:20,21). El hecho de que alguien diga que el autor de Génesis no pudo haber sido Moisés, ya que el autor habló generalmente de los reyes israelitas antes de su existencia, ignora totalmente el factor que Moisés recibió revelación especial del Cielo. En ninguna parte esto es visto más claramente que en Deuteronomio 17:14,15. Aquí Moisés declaró proféticamente:
Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová tu Dios te da, y tomes posesión de ella y la habites, y digas: Pondré un rey sobre mí, como todas las naciones que están en mis alrededores; ciertamente pondrás por rey sobre ti al que Jehová tu Dios escogiere; de entre tus hermanos pondrás rey sobre ti; no podrás poner sobre ti a hombre extranjero, que no sea tu hermano (énfasis añadido).
Bajo circunstancias normales, tal conocimiento anticipado sería imposible. Sin embargo, uno debe tener en cuenta que “para Dios todo es posible” (Mateo 19:26)—y Dios estaba con Moisés (cf. Éxodo 3:12; 6:2; 25:22).
Si un cristiano clamaría que Moisés escribió Génesis sin ser inspirado o sin tener conocimiento de las promesas antiguas hechas a Abraham y Jacob acerca del reinado futuro de Israel, el crítico pudiera estar en lo correcto al concluir que Génesis 36:31 es anacrónico. Pero la verdad es que la fe cristiana está basada en el hecho que los escritores de la Biblia poseyeron revelación sobrenatural. Por ende, el conocimiento superior de Moisés no es un problema. En cambio, es esperado.
REFERENCIAS
Jamieson, Robert, et.al. (1997), Jamieson, Fausset, Brown Bible Commentary (Electronic Database: Biblesoft).
Keil, C.F. and F. Delitzsch (1996), Keil and Delitzsch Commentary on the Old Testament (Electronic Database: Biblesoft), new updated edition.
McKinsey, C. Dennis (2000), Biblical Errancy (Amherst, NY: Prometheus).
Tobin, Paul N. (2000), “Mythological Element in the Story of Abraham and the Patriarchal Narratives,” The Refection of Pascal’s Wager [En-línea], URL: http://www.geocities.com/paulntobin/abraham.html.
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